Negros como la noche,
como la noche en calma,
brillantes, resplandecientes…
llegaron y me robaron el alma.
Esos ojos que embrujan
que me quitan el sueño
ojos de los que soy dueño
son la fuerza que me empuja.
Y nos miramos cara a cara,
y los miro fijamente,
perlas negras brillantes
como jamás imagino mi mente.
Se van acercando a mí,
no se que decir,
mi alma enmudece
y mi cuerpo se estremece.
Juro que jamás tuve ese tesoro
jamás vi nada así,
inquietos y brillantes ojos,
que se abalanzan sobre mí.
Una sonrisa que sigue a otra
dos respiraciones como una sola
un beso como llave
de las cadenas de un alma cautiva
de una mirada furtiva.
Otra sonrisa de nuevo
que responde a otra sonrisa.
Y tu respiración en mi cara
como la mejor de las brisas.