miércoles, 17 de febrero de 2010

Rebuscando en cajones...

Ordenando en unos cajones fui a encontrarme con una serie de cartas que hacia bastante tiempo que no leía. Estas cartas pertenecen a dos personas, dos chicas, una gran amiga mía y otra es... bueno ya os lo podéis imaginar supongo. Pero me llamo la atención el hecho de que una carta no pertenecía a ninguna de estas dos chicas. Cuando la lei comprendí que era mía... y entonces recordé todo. A continuación paso a transcribir mi carta. Quiero que esto sea un monumento a dos cosas: primero, un monumento a una gran amiga que fue principal apoyo y columna durante mucho tiempo, y segundo, un monumento al recuerdo de una etapas que dificilmente olvidaré en mi vida.

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¿Que tal, Almudena?

Sí, lo sé. ¿Qué hago escribiendote? Pero es que he escuchado una cancion que tenía grabada por ahí tidada de "Hombres G" que me ha recordado a ella. La canción en concreto es "Qué soy yo para ti". Te voy a decir la verdad: me ha destrozado totalmente.

Claro, tras la cancion de "Hombres G", he empezado a leer las cartas que ella me escribía. Ahí ha sido cuando me he muerto del dolor. De nuevo he buscado refugio en Bécquer y encontre en su libro esta rima que parecía haberla escrito para mi animo...

Solitario, triste y mudo
hállese aquel cementerio;
sus habitantes no lloran...
¡Qué felices son los muertos!

Almudena mañana cuando te entregue esta carta te voy a dar las de Sara, porque cuando las leo hacen el mismo daño que cuando me entierran un puñal en el corazón. Por favor, si sientes el mínimo sentimiento de amistad hacia mí, las aceptarás. Por favor, te lo ruego, no me hagas seguir sufriendo, quedátelas. No entiendo como en sus cartas puede haber tanta mentira e hipocresía. Quiero...

En definitiva, cierro nuevamente con Bécquer:

Como guarda el ávaro su tesoro
guardaba mi dolor;
le quería probar que hay algo eterno
a la que eterno me juró su amor.

Más hoy le llamo en vano y oigo al tiempo
que le agotó, decir:
¡Ah barro miserable, eternamente
no podrás ni aun sufrir!

BESOS ALMUDENA

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Increible, ¿verdad? Incluso cuando pequeño era un melodramático y empalagoso. Ahora resuelvo dudas. Almudena accedió a quedarse con todas las cartas de esa chica con la condición de que yo me quedase con mi carta. No sé que habrá ocurrido con aquellas cartas... quizás Almudena las usase como separahojas o como taco para mesas cojas. Me gustaría saber que fue de todas ellas. En fin... Si alguien tiene alguna duda más pues que comente y yo accederé a explicarle todo cuanto necesite.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No se cuántas cartas fueron, no se cuántos cuadernos escritos habia, no se que fue de ellos...

Solo recuerdo la noche del mismo día en el que no supe esperar más, recuerdo que lloré cada una de las palabras que dije...xq aseguro q jamás hubo mentira en todo lo que te dije o escribí, al igual que se que ahora no deberia hacer esto.

Que ya no sirve de nada, lo se, cada uno sigue su camino y no pido nada, pero he de confesar que recuerdo todos los caramelos dados


Quizás sea que nunca me gusto el color gris.


"Aunque este sea el ultimo dolor que ella me causa y estos los ultimos versos que yo le escribo"