sábado, 31 de julio de 2010

Aprender a ser un mercenario

Soy un filántropo, lo admito, y parece que a todo el mundo le ha dado por echármelo en cara.

Lo de mi padre es de siempre. Él siempre me ha insistido en que los ideales (mis ideales) no me llevan a ningún lado, que las ideas son pasatiempos que me alejan de la realidad y no me ayudan a avanzar como persona... Pero, ¿como lo voy a remediar? Si es que cuando veo sonreír a una persona después de haberla ayudado se me engrandece el alma.

Aunque parezca increíble, esta dedicación que tengo hacia las personas se me ha sido echada en cara para poner punto y final a una relación de casi un año.

Todo esto no pasaría si fuese como siempre me ha dicho mi padre que sea: un mercenario. Siempre me ha insistido en la importancia de ser un mercenario en la vida. Sus frases siempre eran (y son): "¿Crees que la política te va a dar algo en la vida?", "¿Para que te metes a dirigir sindicatos? ¿Crees que la gente te va a agradecer que le ayudes?", "En la vida quienes te dan de comer son tus dos brazos y tu sacrificio, no tus ideas.", "La poesía y la escritura en general son pérdidas de tiempo que podrías aprovechar en estudiar.", "En esta vida tienes que pisotear a la gente para ser alguien."... (Entre otras cosas)

Mi padre siempre me compara con un gran amigo mio. Mi padre idolatra la forma de pensar de mi amigo. Mi amigo no tiene ideales ni principios ninguno. La política se la trae muy floja y en el terreno sentimental si las cosas le salen mal no le da ninguna vuelta al asunto, se va a la calle y se lía con la primera tía que le gusta. Es un grandísimo amigo y siempre esta dispuesto a echarte una mano cuando lo pasas mal, todo hay que decirlo. Pero a la hora de decidir entre su bienestar y el de los demás elige el suyo por encima del bienestar del prójimo. ¿ Sabéis qué? En parte le envidio.

La cuestión es que me doy cuenta ahora de que mi padre tiene razón en parte. La verdad es que nunca le he quitado razón ni credibilidad a sus consejos, pero me pueden mis ideas. No lo hago por desobediencia lo hago porque creo en un cambio, en un mundo mejor. Es triste, es muy triste que me juzguen tan fríamente por algo así. Pero lo hacen. Por poner un ejemplo, es como si una persona es muy egocéntrica o prepotente, los demás le pedirán que cambie o le aconsejaran que ese no es el camino, pero es su forma de ser, no hay quien la pueda cambiar. Pues mi forma de ser es esta. No me importa sacrificarme por las personas. Y me dan muchos palos, claro que sí, porque el ser humano es el animal más cerdo por naturaleza y he visto como personas que he ayudado me han dado un palo enorme sin pasar mas de veinticuatro horas.

A veces siento que nada de lo que hago vale la pena y que realmente mi padre tiene razón y el ser humano no es algo en lo que se deba de creer y poner ilusiones porque es un monstruo sin corazón ni piedad. A veces siento que realmente debería de ser un poco mercenario. A veces pienso que no estaría mal pisotear a la gente por mi bien propio. A veces pienso que no merezca la pena amargarse con la política, que no es más que un sucio nido de ratas ladronas. A veces pienso que no merece la pena partirse la cara por la gente. A veces pienso que debería dedicarme menos a los demás y más a mi familia y personas que quiero... A veces lo pienso... Pero si fuera así, no sería yo.

Aun así me encantaría ser un mercenario.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Multitud de pensamientos pueden describir como te sientes.
Multitud de situaciones pueden asemejarse a la tuya.
Multitud de actitudes puedes adoptar...
Pero una, solo una realidad es la que te llevará hasta lo más alto, a fin de cuentas, a engrandecer tu ser, y es el creer en ti mismo.
Nunca lo olvides.
BSK

Anónimo dijo...

Dichosas estatuas...