sábado, 9 de julio de 2011

Batallas

En mi regreso me gustaría hacer una reflexión. Me gustaría hablar sobre las batallas de la vida.

En la vida podemos encontrar dos tipos de batallas: las pequeñas y las grandes. 

Las pequeñas son tan cotidianas como diversas, aparecen todos los días o al menos a menudo. Nuestra vida estará infinitamente plagada de ellas. Con constancia, ayuda y apoyo podremos salir de ellas. Necesitamos ser pacientes y saber trabajar con esfuerzo y perseverancia para solucionarlas. Una batalla pequeña no exige un gran esfuerzo, pero la continuación y sucesión de pequeñas batallas conlleva el requerimiento de una fuerte constancia. No obstante el desgaste que nos puede causar puede ser un gran problema, ya que nos puede convertir la batalla en todo un mundo. El cansancio es una de las grandes lacras en estos casos.

Las grandes batallas, son ellas que normalmente surgen en intervalos mayores de tiempo. El hecho de que salga mal puede traer consecuencias devastadoras y si sale bien la consideraremos todo un triunfo de los importantes. Son batallas donde es necesario tener mucha cabeza y saber afrontar las cosas como Dios manda. A veces se nos hacen eternas y otras muy dramáticas, otras veces ambas.  Su resolución es de vital importancia para nuestra estabilidad y tranquilidad mental. 

En ambas requerimos de un apoyo externo: familia, pareja, amigos, compañeros... Quizá para las que mas plazas se ofertan es para la de grandes batallas. Los grandes amigos, los amigos, la familia y tu pareja, todos, se ofertan a estar ahí cuando realmente lo estés pasando putas. Y agradecerás su apoyo. Es cierto que tiene mérito que te apoyen de higo a breva en problemas duros, pero... ¿No sería más útil que te apoyasen en los problemas constantes y nimios que pueden dinamitar nuestra paciencia y nuestra estabilidad de forma muy radical a la larga? Esta es una labor que evidentemente no se le puede encargar a amigos, de esto se tiene que hacer cargo la familia y tu pareja. De ellos no esperas menos que el hecho de que estén siempre ahí, su labor es apoyarte siempre y hacerlo lo mejor posible. Hay que saber estar diariamente ahí, apoyando. Si no es así, si no ayudamos en el día a día, si solo ayudamos en circunstancias puntuales, ¿qué merito tiene sacrificarte por una persona un breve tiempo en un periodo bastante largo? El verdadero merito reside en el apoyo constante.

A fin de cuentas, esto viene a que desde hace dos meses yo vengo lidiando con una infinidad de batallas pequeñas. Gracias a Dios, o a la gente que me rodea, no he estado solo. Han sido días difíciles, días de preparar exámenes, de estudiar hasta las tantas, días en los que uno pierde la fe, las ganas, la constancia... Pero por suerte todos los días tenía a gente que me apoyaba de cerca. Desde aquí quiero agradecer de corazón, de todo corazón, el apoyo dado a esas personas que siempre confiaron en mi y que nunca me dejaron tirar la toalla: Elias, Domi, Rafa, Roberto, Diego, mi hermana... Son personas a las que le agradezco todo el apoyo que me han dado en estos días, en estas continuas pequeñas batallas que han sido los exámenes. Mención a parte merecen también Diego y Roberto, que además de apoyarme en el campo académico, se han tenido que tragar muchas ralladas mentales mías y problemas sentimentales, y más que se van a tener que seguir tragando. En estas próximas semanas necesitare de su ayuda aunque ellos no lo sepan, porque voy a tener una batalla de las importantes. Espero contar con ellos. 

Bueno, me he puesto un poco emotivo, pero en fin. No podía irme sin dar las gracias a mis amigos y mis principales apoyos. Así que nada, gracias a todos, sois muy grandes y feliz verano a todos.

1 comentario:

Diego Candea Serafín dijo...

Sabes que siempre ha sido y sera un verdadero placer ;)