miércoles, 19 de mayo de 2010

Musa de la oscuridad

Es deseo de nostalgia,
es amante del romántico,
musa del poeta,
remanso melancólico
en el hogar del silencio.
Su oscuridad noctámbula
rompe la ruidosa rutina
que el corazón de las personas
cruelmente calcina.
Son retazos de ideas
sobre la musa de musas,
la noche abierta o clara,
estrellada o lluviosa,
de tormenta o viento,
de susurros que escuchas
perderse en el cielo del alma
cuando de la noche respiras
su más profundo aliento.

El miedo al infinito

"Porque, en fin, ¿qué es el hombre en la Naturaleza? Una nada en comparación con lo infinito, un todo en comparación con la nada: un término entre todo y nada. Infinitamente lejano a estos dos extremos, el fin de las cosas y su principio están para él, infinitamente ocultos en un secreto impenetrable; igualmente capaces la nada de que está sacado y el infinito en que está sumergido"
Blaise Pascal

Esta frase del celebre Blaise Pascal me cautivó desde el primer día que la escuché. Su inicio puede parecer muy pomposo, un tanto pedante, filosófico o incluso un tanto teatrero. Pero no es su pedantería inicial la que me cautivo, sino su enorme verdad escondida y la gran hipocresía en la que vivimos.

Porque, al fin y al cabo, ¿qué es el hombre? Es ciertamente comprensible que es todo con respecto a la nada... Pero es igualmente cierto que no es nada con respecto al infinito del universo. Es esta segunda parte la que me hizo pensar. Es aquí donde entra la hipocresía y los miedos del ser humano. Todos, absolutamente todos, sabemos que no somos realmente nada y nos da miedo. Nos da miedo saber que hay cosas que no controlamos y que se nos escapan de las manos o incluso del entendimiento. Por eso nos causa tanto miedo cosas como los desastres naturales, las enfermedades (como el cancer y demás enfermedades incurables), los apocalipsis y ecatombes de la que nos hablan todos los días los astronomos... Pero nosotros permanecemos en silencio, simulamos nuestra feliz vida normal, ignoramos (o hacemos como que ignoramos) estas cosas, llegando a veces incluso a imponernos pensamientos erroneos con el fin de autoconvencernos de que lo estamos haciendo bien.

La prueba está por ejemplo en el cambio climático. Sabemos que si no ponemos fin a esta actitud destructiva poco dejaremos a las generaciones venideras. En lugar de prevenir nos ponemos a calcular los volumenes de gases que desprende el volcán islandes a la atmósfera. Cifras reveladoras afirman que un día de emisión de gases del volcán equivalen a quince años de emisión de gases de la industria de toda Europa occidental y EEUU juntos. Y nosotros nos vamos a la cama a dormir felices tras oir cosas como esas porque: "Joder, si un volcan que es algo natural hace algo asi, tampoco será para tanto lo que nosotros hacemos". Tristes las mentes que piensan así. ¿Cuándo dejaremos de pensar tanto en nosotros mismos para pensar un poco más en lo demás? ¿Hasta cuando vamos a creer que todo gira en torno a nosotros y que el mundo empieza y acaba en nuestro ombligo?