jueves, 27 de enero de 2011

viernes, 14 de enero de 2011

Fragmento 1.

Nunca ha tenido hombre alguno una necesidad más profunda y apasionada de independencia que él. En su juventud, siendo todavía pobre y costándole trabajo ganarse el pan, prefería pasar hambre y andar con las ropas rotas, si así salvaba un poco de independencia. No se vendió nunca ni por comodidades, nunca a mujeres ni a poderosos; más de cien veces tiró  y apartó de sí lo que a los ojos de todo el mundo constituía sus excelencias y ventajas, para conservar en cambio su libertad. [...] En un principio fue su sueño y su ventura, después su amargo destino. El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre de dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres. Y así sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzó su objetivo, fue cada vez más independiente, nadie tenía nada que ordenarle, a nadie tenía que justificar sus actos, sólo y libremente determinaba él a su antojo lo que había de hacer y lo que había de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahínco. Pero en medio de la libertad lograda se dio pronto cuenta Harry de que esa, su independencia, era su muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y aislamiento. Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo, que ya no servía de nada extender los brazos abiertos lleno de nostalgia y con el corazón henchido de buena voluntad brindando solidaridad y unión; ahora lo dejaban solo.


Der Steppenwolf
Hermann Hesse

Un poco de soledad de la estepa

Hace poco vino a parar a mis manos un libro por recomendación de un gran amigo. El libro en cuestión es "El lobo estepario" ("Der Steppenwolf", su título original en alemán), del escritor germano Hermann Hesse.

El libro describe los pensamientos y razonamientos de una persona asocial y extremadamente introvertido, "el lobo estepario" (Harry Haller).

¿A qué viene todo esto? Pues a que hay razonamientos, descripciones e ideas que se describen en el libro y me llaman mucho la atención a la vez que me encanta. Mi intención es extraer esos fragmentos, mostrároslos y que opinéis sobre ellos.

domingo, 2 de enero de 2011

Segmento II

-Todo sigue igual, ¿no es así? -Preguntó el calvo anciano mientras miraba por la ventana.

No entendía qué hacía allí ni quién era aquel hombre.

-¡¿Me equivoco?! -Exclamó el anciano clavando ahora en él su mirada-. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí para que en un alarde de estupidez arrases con todo.

Acababa de darse cuenta de que tenía las manos atadas a la silla en la que se encontraba sentado.
                     
-¿De verdad que no lo entiendes? -Preguntó desesperado el anciano con ojos nerviosos-. Nos vas a arrastrar a todos en tu caída.

Un gato de pelo marrón apareció de entre las cortinas de la ventana, se le acercó y se quedó mirando con suma atención al maniatado sujeto. Tras emitir un elegante maullido se le arrimó a las piernas y, una vez estuvo cerca de él, empezó a lijarse las uñas en la pata de la silla. Parecía que el gato le estaba sonriendo.

Una luz demasiado fuerte entraba por la ventana y no le dejaba ver bien. Parecía que el sol brillaba el doble, tenía que ser mediodía. El anciano cogió una silla y se sentó delante de él.

-Es hora de que dejes de jugar... Ya sabes, la suerte es una ramera de primera calidad.

Un niño llegó por su derecha desde detrás de la silla. Acercándosele a su oído le murmuró...

-Hoy he bebido a escondidas de la botella de ginebra que guarda mi padre, pero no se lo digas. En verdad no me ha gustado, de hecho me ha amargado el paladar pero no pude evitar hacerlo. Me he divertido. Quiero volverlo a hacer.

"¿Quién es este niño y de dónde sale?" Se preguntaba cabizbajo.

-¡Soy tú! -Respondió enfadado el crío.

-¿Qué?

El niño en un arrebato de ira incomprensible empujo la silla, lo calló de lado y se fue. Se había llevado un fuerte golpe en la cabeza. El anciano se le acercó.

-¿Has visto? La niñez está bien para cuando se es un niño. Los juegos de niños a un adulto solo le sirven para disgustos. Solo cuando aprendas a no ser niño, aprenderás a ser adulto.

-Y tú... ¿quién eres?

-¿Yo? Yo también soy tú.

*          *          *

El despertador sonaba incesante, más tenaz que nunca. Estiró el brazo y lo apagó. A su lado un vaso con agua en el fondo y una flotante rodaja de limón. Restos de en lo que en mejores momentos fue un gin tonic.