Hace poco me llegó mi hermana con su cuaderno de filosofía anunciándome algo revelador: había descubierto el origen del mal. Concretamente me especifico que había descubierto el origen de la "maldad en la humanidad".
Ante semejante anuncio no pude más que reírme. Aun así quise interesarme y le pregunté por la raiz y desarrollo de su teoría.
Según mi hermana:
"El mal tiene su origen y reside en las personas malvadas. El mal es aquel que asesina y viola. Si estas personas no existiesen o no hubiesen nacido, el mal no existiría."
A mi sardónica sonrisa la siguió una enorme carcajada. Mi hermana me miraba con cara de extrañada como preguntándose qué era lo que realmente me causaba la risa. Así que me explique.
"Ay... Ojala fuese tan fácil, pero no es así, Raquel. ¿De verdad piensas que el mal lo provoca el asesino o el violador? El mal es algo innato, natural de toda persona. Al igual que el bien, el mal, es parte del todo que forma el ser humano. Nosotros en un acto de libre elección escogemos que camino tomar para la resolución de nuestro día a día. El mal no es solo asesinar y violar. El mal es el niño de once años que ya fuma, la anciana que a pesar de tener siete hijos se ve sola en un piso sin ayuda o en un asilo, el mal es cuando un marido levanta la mano o avergüenza en público a su mujer, el mal es que a día de hoy aun se trafiquen con personas, que niños de siete años porten armas en África, que la droga tenga un avance sin freno en esta sociedad nuestra, el mal es levantar le la voz a tu madre simplemente porque te intenta proteger de algo que sin embargo tu quieres caprichosamente... El mal va más lejos de asesinar y violar. Todos lo llevamos dentro. Es imposible de radicar."
Al menos esa es mi opinión.